FINAL DE OBRA
El jardín del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Málaga es un ejemplo de paisajismo urbano e institucional que combina funcionalidad, identidad visual y sensibilidad estética.
MATERIALES
La elección de materiales refuerza la identidad del jardín y su carácter institucional. Los pavimentos combinan superficies duraderas con zonas vegetales.
DISEÑO CREATIVO
En lugar de un jardín lineal, el espacio se revela gradualmente, con elementos que guían visualmente y generan sensación de descubrimiento.
FINAL DE OBRA
Cada zona —un patio de contemplación, un paseo sombreado, un área de descanso— tiene su propia atmósfera, pero todas se relacionan dentro de un mismo lenguaje paisajístico. El diseño invita al descubrimiento progresivo, generando curiosidad y fomentando la contemplación pausada, en un entorno que combina orden y sorpresa.
El carácter del proyecto se define por su fuerza visual y por la coherencia entre los elementos vegetales y los materiales estructurales. Las jardineras de acero corten, estratégicamente distribuidas, proporcionan continuidad y delimitan espacios sin recurrir a barreras rígidas. Su presencia aporta identidad y elegancia, marcando recorridos y creando un diálogo sutil entre la vegetación y la arquitectura del edificio. Entre estas estructuras metálicas, los olivos superejemplares funcionan como puntos de referencia y sombras naturales, generando rincones de calma y ofreciendo una sensación de madurez mediterránea que fortalece la identidad del jardín.
Se tuvo muy en cuenta la peculiaridad de la arquitectura. El proyecto respeta y potencia los elementos arquitectónicos existentes, integrándolos en la narrativa visual del jardín. La relación entre construcción y vegetación se percibe en cada rincón: muros, ventanales y patios se convierten en telón de fondo de un paisaje que acompaña y realza la funcionalidad del edificio, sin competir con él.
Ubicado en un entorno urbano consolidado, el proyecto de paisajismo para el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Málaga demuestra que los jardines institucionales pueden combinar funcionalidad, carácter y sensibilidad estética.
Este diseño de La Menara se concibió como un recorrido sensorial, donde cada espacio ofrece una experiencia distinta y a la vez integrada en una narrativa coherente, reflejando la identidad del Colegio y la armonía con su arquitectura.
Desde el acceso principal, el visitante percibe la relación equilibrada entre arquitectura y vegetación. Los recorridos están cuidadosamente organizados para conectar distintas áreas del jardín sin perder claridad ni fluidez.
MATERIALES
La elección de materiales refuerza la identidad del jardín y su carácter institucional. Los pavimentos combinan superficies duraderas con zonas vegetales que suavizan los recorridos, aportando frescura y variedad. Las jardineras metálicas no solo cumplen una función estructural, sino que aportan textura y calidez visual. Estas piezas, con su tono oxidado característico, contrastan con los verdes plateados de los olivos y los matices suaves de arbustos y gramíneas, generando una paleta cromática equilibrada y sofisticada.
La vegetación se seleccionó no solo por su valor estético, sino también por su adaptabilidad y sostenibilidad. Los olivos maduro, así como los alcornoques y encinas ejemplares aportan sombra y presencia, mientras que arbustos aromáticos, gramíneas y plantas perennes crean capas visuales y texturas variadas. Esta diversidad vegetal permite un recorrido dinámico, donde el color y el movimiento cambian con la luz del día y las estaciones, haciendo que cada visita al jardín sea una experiencia distinta.
La iluminación nocturna refuerza la arquitectura del jardín. Luces cálidas y estratégicamente colocadas destacan los elementos metálicos y los ejemplares vegetales, creando una atmósfera íntima y elegante. Los recorridos se transforman al caer la noche, convirtiéndose en un espacio seguro y atractivo, donde el juego de sombras y luces resalta el carácter escultórico de las jardineras y la majestuosidad de los olivos y quercáceas.
DISEÑO CREATIVO
Las especies vegetales se agrupan por textura y densidad, combinando arbustos aromáticos, gramíneas suaves y ejemplares escultóricos que marcan puntos de atención sin romper la armonía general. La vegetación no es un fondo decorativo; es un elemento arquitectónico que da forma, define recorridos y estructura los espacios abiertos.
El agua, presente en fuentes discretas y láminas reflectantes, refuerza la narrativa del jardín. No solo aporta frescura y sonido relajante, sino que acompaña y organiza los recorridos, generando momentos de pausa y contemplación. En combinación con pavimentos de piedra, estos espacios se convierten en áreas de descanso y reflexión, fundamentales para la experiencia del visitante.
La paleta cromática es mediterránea y sofisticada: verdes plateados, grises cálidos y tonos tierra se mezclan con los colores vivos de arbustos y vivaces, ofreciendo un contraste sutil y elegante. Esta selección refuerza la identidad institucional del Colegio y aporta armonía visual en todo el recorrido.
El proyecto incorpora soluciones sostenibles, como riego eficiente, drenaje natural y vegetación adaptada al clima local. Estos elementos permiten un mantenimiento reducido sin comprometer la frescura y la belleza del jardín. Cada decisión —desde la elección de especies hasta los materiales y sistemas de iluminación— se tomó buscando equilibrio entre estética y funcionalidad, eficiencia y durabilidad.
El resultado es un jardín institucional que combina diseño, carácter y sostenibilidad, ofreciendo un espacio atractivo y útil tanto para visitantes como para empleados. La integración entre vegetación, materiales y arquitectura crea un entorno coherente, donde cada rincón invita a detenerse, observar y disfrutar del entorno.
El diseño creativo se centra en la experiencia progresiva del visitante, oponiendo elementos vegetales ejemplares y distintas alturas generando un movimiento muy interesante.
En lugar de un jardín lineal, el espacio se revela gradualmente, con elementos que guían visualmente y generan sensación de descubrimiento. Los recorridos están articulados mediante ejes sutiles y vegetación de contraste, lo que permite alternar vistas abiertas con rincones más íntimos, generando diversidad espacial y emocional.
Las jardineras de acero corten actúan como hitos y líneas de referencia, mientras que los olivos superejemplares introducen verticalidad y profundidad.













