FINAL DE OBRA

El jardín se despliega a través de terrazas escalonadas que aprovechan la pendiente natural del terreno. Cada nivel sirve a un propósito distinto.

MATERIALES

Los materiales empleados en Finca Avola responden a una voluntad clara de integración: con el entorno natural y con el estilo arquitectónico contemporáneo.

PROCESO DE OBRA

La ejecución de Finca Avola se planteó como un recorrido minucioso que respetara la topografía natural de La Mairena y potenciara la integración del jardín con la arquitectura.

DISEÑO CREATIVO

El origen creativo de Finca Avola parte del deseo de reinterpretar el paisaje de La Mairena desde una lectura contemporánea, cuidada y mediterránea.

FINAL DE OBRA

Este espacio vive con la luz y cambia con el día: al amanecer, la suave luz del este ilumina plataformas vegetales y parterres aromáticos; al mediodía, las sombras proyectadas por pérgolas ligeras ofrecen refugio; al atardecer, el reflejo del agua adquiere tonalidades cálidas y doradas. La atmósfera invita a la pausa, al recogimiento, al disfrute sensorial: un jardín diseñado para ser recorrido tanto como contemplado. Finca Avola se convierte en un claro ejemplo de diseño de jardines en La Mairena / Marbella, donde naturaleza y arquitectura se unen en un espacio de equilibrio y belleza duradera.

Por deseo de la propiedad se proyectó conferir un toque de finca agrícola mediante el cultivo de olivos y vides en espaldera, además de un gran huerto aterrazado para uso y disfrute de los propietarios, cuyos manjares ofrecen a sus visitantes. La vegetación fue elegida con criterio mediterráneo elegante: arbustos aromáticos, olivos jóvenes, especies autóctonas con porte estructurado y tapizantes que cubren zonas de transición entre zonas duras y áreas verdes. El mobiliario de sombra —bancos empotrados en piedra o madera natural bajo pérgolas ligeras— complementa el material físico del jardín y proporciona pausa al recorrido, con zonas de producción agrícola integradas que aportan frescura, aroma y funcionalidad.

Durante la noche, la iluminación paisajística se activa mediante focos suaves e indirectos. Luces cálidas empotradas en suelo o pared acentúan las líneas del jardín, resaltan la masa vegetal y generan una atmósfera íntima. El contraste entre luz artificial y agua refleja volumen y textura, manteniendo la elegancia mediterránea más allá del crepúsculo. La Menara ha integrado sistemas de riego eficiente y soluciones de drenaje pensadas para el clima caluroso, asegurando que el jardín conserve vitalidad sin perder la estética.

En lo alto de La Mairena, con vistas que entrelazan el cielo y la vegetación de la sierra, Finca Avola se define como un refugio de serenidad y sofisticación. El proyecto de La Menara convierte la parcela en un jardín contemporáneo, en el que la arquitectura, la topografía y el paisaje mediterráneo dialogan desde el primer instante. El acceso principal se descubre con suavidad: un recorrido sereno entre arbustos, piedras naturales y elevaciones suaves que anticipan la experiencia pausada y contemplativa de este espacio exclusivo.

El jardín se despliega a través de terrazas escalonadas que aprovechan la pendiente natural del terreno. Cada nivel sirve a un propósito distinto —zona de estancia al aire libre, miradores con panorámicas hacia la vegetación circundante, espacios de contemplación bajo la sombra— y al mismo tiempo se integra en una narrativa visual coherente. El agua, en estanques rasos y canales reflejantes, actúa como filtro visual que aporta frescura y ligereza al entorno.

MATERIALES

Los materiales empleados en Finca Avola responden a una voluntad clara de integración: con el entorno natural, con el estilo arquitectónico contemporáneo y con los valores de sostenibilidad que definen el paisajismo moderno. Los senderos se diseñaron en piedra natural local de tonos cálidos, pulida para suavidad al tacto y apta para caminar descalzo. Las juntas y bordes del pavimento permiten drenaje sutil y evocan textura en contacto con la piel.

Algunos muros de contención y jardineras elevadas utilizan piedra de escollera de tonalidad neutra, pensada para fusionarse con el carácter de la fachada y con las masas vegetales que lo acompañan. Estas jardineras estructuran zonas de plantación, protegen las raíces, delimitan espacios y ofrecen estructura visual sin rigidez. En algunas áreas, resalta la madera tratada en terrazas o pérgolas ligeras, aportando calidez y conexión con el paisaje forestal propio de La Mairena.

El agua manifiesta su presencia como elemento de elegancia contenida. Los estanques rasos y espejos reflectantes no solo llenan de frescor visual el jardín, sino que amplifican la percepción del espacio, multiplican la luz y realzan las vistas. Estas superficies de agua están bordeadas con piedra cuidadosamente seleccionada, que combina con los senderos y refuerza la unidad cromática del jardín.

PROCESO DE OBRA

La ejecución de Finca Avola se planteó como un recorrido minucioso que respetara la topografía natural de La Mairena y potenciara la integración del jardín con la arquitectura. El primer paso consistió en la nivelación de terrazas escalonadas, diseñadas para generar zonas de estancia, miradores y áreas de contemplación, respetando la pendiente natural y las vistas hacia la sierra y el Mediterráneo.

Paralelamente, se levantaron muros de contención y jardineras en piedra de escollera, seleccionada por su tonalidad neutra, que estructuran el espacio sin romper la armonía visual. Las plataformas y senderos se construyeron con ahorra natural local, pulida para suavidad al tacto y con juntas que permiten el drenaje sutil, asegurando comodidad en el recorrido y continuidad estética.

La vegetación se plantó siguiendo criterios mediterráneos y de funcionalidad: olivos, vides en espaldera, arbustos aromáticos y tapizantes se distribuyeron para generar ritmo, sombra y textura. Cada especie fue ubicada considerando su crecimiento, porte y floración, asegurando un jardín que evoluciona con el tiempo sin perder coherencia visual.

Los elementos de agua, en estanques rasos y canales reflejantes, se instalaron estratégicamente para amplificar la luz, multiplicar perspectivas y crear un efecto de frescor visual. La integración de sistemas de riego eficientes y soluciones de drenaje garantizó la sostenibilidad del jardín y la vitalidad de las plantas durante todo el año.

Finalmente, la iluminación paisajística se desplegó con delicadeza: focos empotrados y luces cálidas resaltan la arquitectura, la vegetación y los reflejos del agua, creando un ambiente íntimo y sereno que prolonga la experiencia sensorial más allá del día. Cada fase de la obra fue ejecutada con precisión, resultando en un jardín que combina elegancia, funcionalidad y armonía natural, fiel a la filosofía de La Menara.

DISEÑO CREATIVO

Las pendientes del terreno han sido aprovechadas para generar micro-miradores vegetales: pequeños repliegues con bancos, perspectivas hacia las montañas cubiertas de pinos y rincones que alternan juego de luces y sombras. Las pérgolas ligeras actúan como coronaciones de terrazas, proporcionando sombra suave y definiendo espacios de estancia al aire libre en relación visual con la vegetación existente. Las zonas de producción agrícola se integran cuidadosamente para combinar estética y funcionalidad, respetando la armonía global.

El jardín aromático y de hortalizas se organiza de modo funcional y estético: áreas donde jardines de hierbas mediterráneas (romero, lavanda, tomillo…) se armonizan con arbustos estructurados que dan forma y volumen. Cada planta se sitúa según su porte, textura, aroma y ritmo de floración para que el jardín cambie con el tiempo, invitando a que la observación sea parte de la experiencia vivida.

El juego del agua como reflejo no es accesorio: cada lámina surge en posición visual meditada, alineada con la luz solar y con el acceso visual desde estancias interiores. El visitante fluye del interior al exterior sin transición brusca: su paso está marcado por cambios de material, vegetación y nivel, pero con una intención clara de continuidad. Las terrazas y miradores se sitúan estratégicamente para aprovechar las vistas y generar un recorrido que combina experiencia sensorial y contemplación.

El enfoque es mediterráneo elegante: discreto, estructurado, con una paleta cromática suave y movimiento vegetal que reacciona al clima. Finca Avola es un espacio donde la arquitectura abandona su carácter estático y se convierte en textura habitable; donde cada sombra, cada planta y cada plano de agua participa de una misma armonía, integrando soluciones de sostenibilidad en cada detalle. Se ha buscado enfatizar las vistas extraordinarias sobre el mar Mediterráneo con el fondo de las cordilleras africanas, que no dejan de impresionar.

En definitiva, Finca Avola representa la filosofía de La Menara: crear jardines de autor en la Costa del Sol que combinan belleza natural, sostenibilidad técnica y experiencia sensorial continua. Un jardín que sobrevive al tiempo, que respira con el viento mediterráneo y que ofrece un refugio visual y emocional para sus habitantes.

El origen creativo de Finca Avola parte del deseo de reinterpretar el paisaje de La Mairena desde una lectura contemporánea, cuidada y mediterránea. El equipo de arquitectos paisajistas de La Menara planteó desde el principio una relación directa entre arquitectura y naturaleza: las líneas de construcción se proyectan hacia el jardín como guías visuales, que luego se ablandan mediante vegetación y texturas orgánicas. Se buscó además un guiño al estilo cortijo, integrando elementos tradicionales de la Costa del Sol en la composición general.

El diseño se organiza en ejes de movimiento que parten de la vivienda y se expanden hacia terrazas vegetales con diferentes niveles de privacidad y exposición. A medida que el terreno desciende, las zonas más abiertas se comunican con parterres densos y aromáticos, que suavizan el tránsito y ofrecen refugios visuales. Este diálogo entre geometría arquitectónica y movimiento orgánico de la vegetación crea una sensación de fluidez controlada: nada parece impuesto, todo parece crecer en su lugar.