FINAL DE OBRA

La geometría sobresale y se expresa en el paisaje sin ser obvia ni inherente. Esta formalidad se evidencia en El proyecto La Quinta como pequeños trazos iniciales que ordenaron la propuesta

MATERIALES

Sus tonos blancos y beige se combinan con la piedra de mampostería que reviste muros de interés, junto al gris de su carpintería y elementos distintivos.

PROCESO DE OBRA

El resultado es un paisaje contemporáneo, equilibrado, en el que cada elemento responde a un criterio claro de integración, función y expresión.

DISEÑO CREATIVO

Producto de una arquitectura estricta y de un lienzo de trabajo estrecho, se propone alinear ambos ejes de composición, marcados por sus dos accesos ubicados en los lados norte y sur.

FINAL DE OBRA

La geometría sobresale y se expresa en el paisaje sin ser obvia ni inherente. Esta formalidad se evidencia en El proyecto La Quinta como pequeños trazos iniciales que ordenaron la propuesta, pero que, con el conjunto de sus materiales y vegetación, permiten desdibujar líneas estrictas y convertir a este jardín en un paisaje enriquecedor. Los olivos, como puntos focales, y los cipreses, como elementos de contención, son algunos de los componentes que permiten cobijar y hacer único este jardín.

Los elementos construidos, además de ser funcionales, mantienen una coherencia directa con su arquitectura y se manifiestan como articuladores principales de los recorridos y áreas de estancia. Un jardín pensado al milímetro, donde nada es aleatorio, sino resultado de una lectura precisa del entorno y de una intención clara de diseño.

La combinación entre orden y naturalidad es clave en esta propuesta. Si bien la geometría define la estructura del proyecto, es la vegetación la que aporta vida, textura y movimiento. Las especies seleccionadas no solo responden a criterios estéticos, sino también a condiciones climáticas y de bajo mantenimiento, lo que refuerza la sustentabilidad del espacio.

El uso de materiales en tonos neutros contribuye a reforzar la continuidad visual con la vivienda, y al mismo tiempo, permite que el paisaje dialogue con el contexto sin imponerse. Las sombras proyectadas, los cambios de nivel y la aparición sutil del agua como elemento contemplativo completan la experiencia sensorial del recorrido.

Este jardín no busca ser un escenario rígido, sino un espacio vivo y flexible, capaz de transformarse con el paso del tiempo. Un paisaje que acompaña, protege y da carácter, consolidando una propuesta única donde arquitectura y naturaleza conviven en armonía.

El proyecto propone un jardín contemporáneo donde la geometría ortogonal, lejos de imponer rigidez, actúa como matriz silenciosa que estructura y ordena el espacio. La lógica compositiva parte de una arquitectura rigurosa y de un sitio con condiciones formales precisas, articulando dos accesos principales uno al norte y otro al sur.

Desde la cota superior, se accede mediante bancales a una lámina de agua que introduce un gesto contemplativo y sereno. En contraposición, el acceso inferior se abre hacia una superficie generosa cuyo centro lo ocupa un olivo escultórico, convertido en punto focal. La vegetación de carácter mediterránea introduce ritmo y textura. La formalidad del trazo inicial se diluye sutilmente a través del diseño vegetal y la inserción de elementos construidos, que no solo definen circulaciones y estancias, sino que construyen una narrativa espacial coherente. La iluminación, precisa y controlada, subraya tanto especies clave como gestos arquitectónicos.

El resultado es un paisaje sensible, funcional y profundamente equilibrado, donde la arquitectura y la naturaleza no compiten, sino que se potencian mutuamente en una propuesta sobria, viva y atemporal.

MATERIALES

Proyecto de estilo contemporáneo, posee diferentes elementos que acompañan a la arquitectura. Sus tonos blancos y beige se combinan con la piedra de mampostería que reviste muros de interés, junto al gris de su carpintería y elementos distintivos. Estas terminaciones son detectadas desde el comienzo y trasladadas al proyecto de paisaje para dar sentido y continuidad a la propuesta.

Inicialmente se interviene el pavimento del acceso principal, donde la calzada portuguesa es utilizada como eje articulador entre las transiciones de los materiales. A partir de su tono y textura beige, genera un traspaso tenue y natural entre ellos. Las piezas de piedra caliza color beige permiten conformar pequeñas áreas de tránsito y consolidar accesos peatonales. La escalera, eje articulador principal, construida con losas del mismo material, actúa en simetría con el resto del jardín, integrando arquitectura y paisaje.

La vegetación, de carácter mediterráneo, se compone de un juego de masas arbustivas en forma de bola, que proporciona ritmo y dinamismo. Se acompaña de cycas y palmitos, que aportan un movimiento más desenfadado y orgánico. El olivo, como elemento central y punto focal, se ubica en el corazón del acceso a la vivienda, dando la bienvenida. A sus lados, dos especies acompañantes refuerzan los puntos de acceso principales, en diálogo con la arquitectura.

Los cipreses, plantados estratégicamente, permiten “cerrar” visualmente el jardín, manteniendo controladas las vistas hacia el entorno construido vecino. De esta manera se procura preservar la intimidad sin renunciar a las aperturas visuales deseadas. Por último, las palmeras funcionan como ejes de alineación. Su disposición direcciona y enfoca las vistas hacia áreas específicas del jardín, contribuyendo a la lectura espacial del conjunto.

La iluminación se plantea con carácter tenue y preciso. No solo resalta las especies vegetales principales, sino también los elementos relevantes de la arquitectura, reforzando el vínculo entre ambos lenguajes. Se prioriza la calidad del ambiente nocturno, sin excesos, dando protagonismo a lo esencial. El resultado es un paisaje contemporáneo, equilibrado, en el que cada elemento responde a un criterio claro de integración, función y expresión.

DISEÑO CREATIVO

Las líneas ortogonales son la matriz inicial de composición de la propuesta. Producto de una arquitectura estricta y de un lienzo de trabajo estrecho, se propone alinear ambos ejes de composición, marcados por sus dos accesos ubicados en los lados norte y sur. Esta disposición permite generar un orden claro y una lectura precisa del espacio.

Desde lo alto, se accede por medio de bancales, y una gran lámina de agua enmarca el umbral de acceso de la vivienda. Este elemento actúa como antesala visual y sensorial, marcando el inicio del recorrido y reflejando la arquitectura con sutileza. Desde la cota inferior, el acceso es más amplio: una superficie generosa en cuyo centro se sitúa un gran olivo, que actúa como punto focal y núcleo de la composición. Desde este punto, nace un eje articulador principal de la propuesta. Una escalera que se sitúa en el lado derecho y que conduce hacia el resto de la vivienda, generando un recorrido en ascenso, entre la vegetación.

Por el lado opuesto, se proyecta una pequeña área de reposo, pensada como pausa. Un espacio contenido e informal, que funciona como transición suave entre el acceso de la vivienda y el jardín. Este contraste entre ambos lados enriquece la experiencia del usuario y permite diferentes usos y momentos, sin perder espacios de plantación.

Todo el conjunto se presenta completamente alineado y distribuido, con una clara intención de orden y simetría. Esta organización rigurosa no solo responde a las condiciones del sitio, sino que también potencia la arquitectura existente, generando una propuesta coherente, fluida y funcional. El resultado es un espacio de conexión, donde el trazo preciso y la vegetación controlada conviven en equilibrio, aportando identidad y carácter al entorno.