FINAL DE OBRA

El proyecto inicia con un acceso imponente, enmarcado por la simetría de la arquitectura y la presencia de un gran espejo de agua central que actúa como elemento protagonista.

MATERIALES

El principal objetivo de este proyecto es la construcción de un oasis contemporáneo en el jardín, un espacio íntimo que evoque una “playa escondida” y propicie el descanso, la contemplación y el disfrute cotidiano.

PROCESO DE OBRA

El proyecto se compone inicialmente por sus vestigios vegetales. Las múltiples palmeras existentes en el lugar, testigos del entorno natural previo.

DISEÑO CREATIVO

Líneas geométricas, pero con ritmo, que no solo delimitan, sino que conducen al recorrido del habitante. Estas líneas, convertidas en pasos, configuran un sendero lateral que vincula el acceso de la vivienda con el núcleo central del espacio exterior a descubrir.

FINAL DE OBRA

El proyecto inicia con un acceso imponente, enmarcado por la simetría de la arquitectura y la presencia de un gran espejo de agua central que actúa como elemento protagonista. Este gesto inicial no solo define el carácter del lugar, sino que refuerza la jerarquía visual y espacial del ingreso. El agua, en diálogo con la vegetación alineada, acentúa la simetría del conjunto, acompañada por majestuosas palmeras que refuerzan la verticalidad y el orden del diseño.

Desde este punto nace un sendero secundario que invita al recorrido pausado del jardín. El camino se desarrolla entre una vegetación frondosa, de carácter inmersivo, que envuelve al visitante en una atmósfera de frescura y contemplación. Este sendero, definido por pasos geométricos cuidadosamente dispuestos, conserva la lógica ortogonal de la arquitectura, integrando el paisajismo al lenguaje formal de la vivienda.

El trayecto culmina en el jardín posterior, donde se revela una gran playa privada: una piscina de diseño que simula el borde natural del mar. Esta superficie de agua amplifica visualmente el espacio y responde con opulencia al esplendor de una vivienda ubicada en un entorno costero.

La vegetación que acompaña esta zona ha sido seleccionada para reforzar el carácter tropical del lugar. Las palmeras enmarcan el espacio y le otorgan profundidad vertical, mientras que especies de porte medio y bajo estructuran zonas de reposo y desahogo. Estas estancias invitan a la contemplación, al descanso y a la conexión directa con el entorno.

El resultado es un jardín que combina lujo y naturalidad, geometría y libertad, ofreciendo una experiencia sensorial completa en perfecta sintonía con la arquitectura y el paisaje costero.

Este jardín ha sido concebido como una evocación de una playa privada, un refugio íntimo diseñado para el reposo, la contemplación y la exploración sensorial. Cada elemento que lo compone ha sido cuidadosamente seleccionado para construir una atmósfera envolvente y relajante. La vegetación exuberante, compuesta por especies tropicales y autóctonas, crea capas visuales que enmarcan el espacio y ofrecen sombra, textura y movimiento.

Las grandes palmeras actúan como hitos verticales que otorgan identidad al jardín y refuerzan su carácter exótico. En conjunto con otras especies de follaje denso, definen zonas de estancia que alternan entre lo abierto y lo protegido, generando microclimas y rincones de calma.

El agua, presente de forma sutil a través de espejos, estanques o pequeñas cascadas, añade un componente inmersivo. Su sonido y reflejo contribuyen a una experiencia multisensorial, potenciando la sensación de frescura y serenidad.

Este espacio no solo decora o embellece, sino que propone una conexión emocional entre el habitante y el paisaje. Un jardín que invita a detenerse, respirar y reconectarse con uno mismo desde una atmósfera cuidadosamente diseñada.

MATERIALES

El principal objetivo de este proyecto es la construcción de un oasis contemporáneo en el jardín, un espacio íntimo que evoque una “playa escondida” y propicie el descanso, la contemplación y el disfrute cotidiano. Para lograrlo, la elección de los materiales responde de forma precisa a esta intención. La arena, los pasos en tonalidades beige, la iluminación cálida, las rocas naturales y las texturas de una vegetación de carácter tropical conforman una atmósfera que transporta al usuario a un entorno costero, sin necesidad de salir de casa.

Desde el ingreso a la vivienda, estos elementos se introducen de forma sutil, generando una transición delicada entre la arquitectura y el paisaje. El diseño propone un diálogo primordial entre ambos lenguajes, donde la arquitectura mantiene su presencia, pero cede protagonismo al paisaje a medida que se avanza hacia el corazón del jardín. En este recorrido, los materiales naturales toman mayor fuerza y expresividad, volviéndose constantes y reconocibles al llegar a su área central.

La arena no solo funciona como un acabado visualmente evocador, sino también como un elemento táctil que transforma la experiencia del caminar descalzo. Las piedras y pasos de tonos suaves actúan como guías dentro del recorrido, sin imponer jerarquías rígidas, pero manteniendo una composición ortogonal, propia de la arquitectura. La vegetación, con especies de follaje amplio, palmeras, gramíneas y plantas de porte medio, se distribuye de manera orgánica, promoviendo una estética que aporte textura y movimiento.

La iluminación cumple un papel fundamental en la atmósfera del jardín. Luz cálida, puntual y estratégica resaltan los movimientos de la vegetación, marca recorridos y enmarca estancias nocturnas que continúan la experiencia sensorial incluso después del atardecer.

El resultado es un espacio que interpreta el concepto de oasis de forma contemporánea, sin romper el diálogo con la arquitectura. Se construye así un jardín en sincronía con el concepto inicial, que complementa la vivienda sin opacarla, potenciando su lenguaje y proyectándolo hacia un paisaje inmersivo, evocador y lleno de vida.

DISEÑO CREATIVO

El proyecto se compone inicialmente por sus vestigios vegetales. Las múltiples palmeras existentes en el lugar, testigos del entorno natural previo, contribuyen, junto a las nuevas especies proyectadas, a continuar con la premisa inicial de diseño: promover la sensación de una playa escondida en el interior de la vivienda. Esta idea se refuerza desde los primeros trazos, donde las líneas de diseño nacen desde la arquitectura y se proyectan hacia el jardín. Líneas geométricas, pero con ritmo, que no solo delimitan, sino que conducen al recorrido del habitante. Estas líneas, convertidas en pasos, configuran un sendero lateral que vincula el acceso de la vivienda con el núcleo central del espacio exterior a descubrir.

Es en ese punto donde las líneas comienzan a transformarse. La rigidez inicial cede ante la influencia del elemento principal: un gran espejo de agua que actúa como centro compositivo. Una playa ondulada que, lejos de manifestar su propia opulencia, contribuye al movimiento y dinamismo del jardín, el cual se termina de potenciar a través de la vegetación de carácter tropical, que permite, por medio de su follaje y textura, crear una atmósfera envolvente.

A su alrededor, pequeñas zonas de intervención complementan la escena: superficies habitables, áreas de contemplación y detalles de diseño que otorgan funcionalidad sin restar naturalidad. El resultado es un paisaje que no replica una playa literal, sino que evoca su esencia. Un espacio íntimo y fluido, contenido en sí mismo, donde arquitectura y paisajismo convergen para crear una nueva tipología de refugio, que lleva su expresión al máximo y lo convierte en un espacio habitable inigualable.