
FINAL DE OBRA
La planificación cuidadosa permite aprovechar al máximo cada metro cuadrado, generando zonas de permanencia bien definidas que invitan al descanso, la contemplación y la convivencia.
MATERIALES
Los materiales empleados en esta propuesta paisajística han sido seleccionados cuidadosamente para establecer un diálogo coherente con la arquitectura existente.
DISEÑO CREATIVO
La composición inicial de la propuesta parte de una premisa clara: destacar la vivienda y sus accesos como elementos principales dentro del conjunto, promoviendo una relación fluida entre el interior y el exterior.
FINAL DE OBRA
El acceso a la vivienda se articula a través de un majestuoso olivo que da la bienvenida y enmarca la entrada principal. Desde este punto se proyectan dos recorridos: un sendero peatonal y un acceso vehicular en descenso. Esto organiza la llegada y anticipa la experiencia del lugar, invitando y conteniendo al habitante.
El recorrido peatonal conduce al corazón del jardín, un espacio central que enmarca la fachada de la casa con la presencia de dos olivos. Allí te recibe un área de descanso junto a la piscina, un lugar concebido para extender la vida cotidiana hacia el exterior. Espacio articulado por medio de escaleras que se convierten en bancales para proyectar distintas zonas de encuentro: un cenador para comidas al aire libre, una barbacoa y un área de café, dando un uso funcional al jardín.
En uno de sus laterales, y discretamente escondida, se crea una zona de cultivo con cítricos de diferentes variedades. Este espacio se conecta por medio de una escalera con el último espacio del jardín, en una cota inferior de la vivienda. Sutilmente integrada, la escalera busca generar movimiento y recorrido por medio de su pasamanos estilo fuente, el cual remata en una fuente circular junto a un olivo que culmina el recorrido del habitante. Es un espacio pensado para dar fluidez y movimiento, cobijado y creado a partir de una topografía que se respeta desde el inicio y proyecta el último espacio de encuentro y relajación, haciendo que el habitante se sumerja en un entorno íntimo y sereno, reconectando con el paisaje y consigo mismo.
Todo el proyecto se acompaña de una vegetación exuberante y de carácter tropical, que aporta frescura, sombra y una sensación constante de armonía. Cada elemento, desde los árboles hasta el agua, ha sido cuidadosamente integrado para crear un paisaje habitable que celebra la relación entre arquitectura y naturaleza.
Este jardín de texturas tropicales ha sido diseñado para brindar una experiencia sensorial completa en un espacio compacto. Cada elemento ha sido pensado con precisión para optimizar la funcionalidad sin sacrificar la estética ni la calidad del entorno. La planificación cuidadosa permite aprovechar al máximo cada metro cuadrado, generando zonas de permanencia bien definidas que invitan al descanso, la contemplación y la convivencia.
Estas áreas, sutilmente integradas en el trazado general, permiten una relación fluida entre el paisaje y la arquitectura. Se articulan accesos, remates visuales y estancias exteriores, promoviendo un equilibrio espacial y visual que aporta armonía al conjunto.
La vegetación es un elemento central del proyecto. Su selección responde a criterios botánicos, estéticos y ecológicos, incorporando especies tropicales propias de la región. Esto garantiza una integración respetuosa con el entorno, al tiempo que aporta frescura, sombra, textura y una vibrante gama de tonalidades verdes.
Más allá de su valor ornamental, el jardín cumple una función vital: ofrecer un refugio al aire libre que conecta al habitante con la naturaleza, mejora su bienestar diario y transforma un espacio limitado en un entorno íntimo, funcional y plenamente habitable.
MATERIALES
Los materiales empleados en esta propuesta paisajística han sido seleccionados cuidadosamente para establecer un diálogo coherente con la arquitectura existente. Esta relación se traduce en una armonía visual y conceptual que refuerza la unidad del conjunto. La elección de acabados, texturas y colores responde a una intención clara: acompañar la estructura principal sin competir con ella, generando una continuidad fluida entre el interior y el exterior.
Los senderos peatonales, que estructuran el recorrido por el jardín, replican la geometría de la vivienda y respetan sus líneas compositivas. Estos pasos están dispuestos de forma que promueven el dinamismo espacial y una circulación natural, invitando al recorrido sin imponer direcciones rígidas. La simetría de los trazos se complementa con el ritmo orgánico de la vegetación, estableciendo un equilibrio entre el orden arquitectónico y la espontaneidad del paisaje.
Los elementos construidos dentro del jardín, como la fuente, la ducha exterior y el área de café, comparten el blanco característico de la edificación. Este color prolonga la sutileza de la arquitectura hacia el paisaje, permitiendo que las intervenciones se integren de forma silenciosa pero elegante. No buscan protagonismo, sino continuidad con el conjunto edificado.
La piscina, con sus tonos azulados y verdes de estilo balinés, aporta un carácter tropical que se convierte en el corazón visual del espacio. Su coloración, junto al borde de vegetación, permite cerrar la estancia y definir los puntos focales desde el porche. Esta atmósfera se enriquece con el uso del material vegetal y sus vibrantes tonos verdes, que diversifican el entorno a través de formas y texturas contrastantes.
Cada especie vegetal ha sido seleccionada por su capacidad de adaptarse al entorno, respetando tanto criterios estéticos como ecológicos. Así, el jardín no solo cumple una función decorativa, sino que también aporta sombra, mejora la calidad ambiental y genera confort climático en los espacios exteriores.
En conjunto, el proyecto paisajístico se articula como una extensión natural de la arquitectura. Materiales, formas y colores se combinan para construir un espacio habitable que promueve el bienestar, invita a la contemplación y fomenta una vida al aire libre en armonía con el entorno construido. Cada decisión proyectual responde a un propósito claro y consciente.
DISEÑO CREATIVO
La composición inicial de la propuesta parte de una premisa clara: destacar la vivienda y sus accesos como elementos principales dentro del conjunto, promoviendo una relación fluida entre el interior y el exterior. Desde esta intención, el paisajismo surge como una respuesta sensible y funcional a las necesidades espaciales que plantea la propia arquitectura. Las áreas verdes no se entienden como añadidos, sino como extensiones del habitar, articuladas a partir de las geometrías, orientaciones y vacíos de la edificación.
Uno de los primeros gestos proyectuales fue enmarcar el acceso principal y definir el sendero que organizan la circulación peatonal. Este camino se traza con precisión para conducir al visitante desde el punto inicial de llegada hasta los distintos núcleos del jardín. Convirtiendo un recorrido perimetral que interactúa de manera continua con las diferentes funcionalidades de la vivienda, permitiendo recorrer toda su arquitectura desde su exterior, ofreciendo múltiples perspectivas del paisaje y la arquitectura.
El diseño respeta de forma cuidadosa la topografía existente, entendiendo el terreno no como una limitación, sino como una oportunidad para generar secuencias espaciales enriquecedoras. A través de elementos específicos como las escaleras y bancales, se ofrece al habitante recorrer diferentes niveles y así establecer un diálogo entre el paisaje y la volumetría arquitectónica coherente. Estos recursos constructivos permiten acompañar el desnivel, enfatizar transiciones y dar ritmo al recorrido.
El resultado es una propuesta en la que cada gesto paisajístico se integra con la lógica de la edificación, generando una experiencia fluida. Donde la arquitectura es potenciada por su vegetación.